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La Señora de los Gatos

Seguramente la has visto alguna vez. No importa si eres fanático de los Simpson o no. Muchos de sus personajes han logrado dar ese salto en el que se convierten en un meme, un elemento más de la cultura popular cuya imagen no requiere de un contexto particular para transmitir su significado, este es el caso de la señora de los gatos.

¿No me crees? Googlea «la señora de los gatos» y verás cual es la primera respuesta. Con un vestido rosa y suéter gris, el pelo desalineado al igual que la mirada, balbuceando algo incomprensible y con gatos colgando de sus brazos, hombros y cabeza por igual.

El personaje es el meme perfecto de la persona que adopta gatos callejeros para curar su soledad. Carga con un estigma negativo de locura mezclada con melancolía.

No te voy a mentir, me divierte mucho pensar en ella, uso su imagen con frecuencia en memes, gifs y stickers.

Alguna vez me quedé pensando que en algún momento fue una persona normal, tanto como tú o yo -es un decir-, que comenzó adoptando un gatito y fue tanto el amor que recibió que adoptó un segundo gato, un tercero y cuando se dio cuenta, ya vivía rodeada de gatos.

Claro que la caricatura es una parodia, exagerada y absurda. Pero en un contexto real su conducta es admirable. Existen muchas personas como ella; gente cuyo amor por los animales es tan grande que no pueden resistirse a hacer todo lo que esté a su alcance para darles una mejor vida.

Mi hermana Daniela es una de esas personas.

Hace algunos años me platicó de Pepita, una perrita callejera que la seguía todas las mañanas cuando caminaba rumbo a su consultorio.

Fue amor a primera vista y no pasaron muchos días antes de que se la llevara a vivir a su casa. Pepita fue una perra juguetona, amorosa y feliz el resto de sus días.

Ahora Daniela tiene otros dos perritos que rescató de la calle, Roco y Maya. Estoy convencido de que, si tuviera el espacio suficiente, tendría 10 o 20 perritos más, porque es el tipo de persona que es.

Alguna ocasión fui con un grupo de amigos a una cantina y a mitad de la tarde una amiga abrió su bolsa y sacó un zorrito bebé -una zarigüeya- con una mamila para darle leche.

A su mamá la habían atropellado, por lo que la rescató y la cuidó hasta que creciera lo suficiente como para valerse por sí misma y dejarla en libertad.

Estoy seguro de que tú también conoces a muchas personas que, como ellas, comparten su vida, tiempo y espacio con animales de la calle.

Hay quienes van más allá. Crean organizaciones dedicadas a rescatar, cuidar y proteger animales de la calle. Les dan un espacio adecuado, atención médica y comida para darles una mejor vida.

Muchas de estas organizaciones bien podrían beneficiarse del apoyo económico, en especie o en tiempo de personas como tú, que quieran ayudar a su causa.

No todos tenemos la posibilidad o el temple que se requiere para adoptar animales callejeros. Creo que esta puede ser una buena oportunidad para invitarte a sumar con esta causa de la manera en que mejor puedas hacerlo. ¡Vale la pena!

 

Sergio F. Esquivel – @sergio_escribe

Columna: De Paso.

Publicada por Novedades Yucatán el 25 de febrero 2022

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