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Columnas De Paso

“Unfinished”

Los idiomas son complejos, las palabras no son como los números, existen equivalencias perfectas y también imperfectas. Hay palabras que no se pueden traducir. Al menos no pulcramente. “Unfinished” es una de esas; inconcluso, que es su traducción, le queda muy corta.

Hace 7 meses y 1 día estaba en Oaxaca tomándome unos días de vacaciones, me sentía muy contento y optimista de conocer la ciudad, caminar sus calles, descubrir sus secretos. De pronto todo cambió, recibí una llamada muy temprano en la que me enteré de que mi padre había muerto. Dejé Oaxaca tan pronto pude y ese viaje quedó… en pausa.

En la vida vamos acumulando heridas de todo tipo, rasguños, costras, moretones que se vuelven parte de nosotros, que nos marcan la piel y con las que aprendemos a vivir. Hay todo tipo de heridas, cargamos con arrepentimientos, culpas, reproches que surgen de relaciones fallidas, amistades truncadas, proyectos fracasados, sueños no cumplidos. Pero también existen otras, el tipo de herida de aquellas cosas que quedaron a medias, sin definir, sin un punto final. De ese tipo de llaga que se queda abierta y no cierra nunca, porque mantiene expuesta una esperanza de algo más, aún sin explorar. Tal vez un último capítulo o un nuevo inicio. Algo que finalmente dé cierre a lo que quedó incompleto.

Regresé a Oaxaca hace unos días sin saber realmente lo que buscaba. Esperaba descubrir qué tanto cambiamos ella y yo desde ese último día. Fue un viaje iluminador, extraño y fantástico. Caminé sus calles, me bebí su mezcal, me senté a su mesa y descubrí algunos de sus secretos. Me sentí contento y optimista, aún cuando al mismo tiempo lloré una y otra vez al perseguir mis pasos de aquel primer viaje, al encontrar una imagen, una canción, una voz, algún recuerdo. No voy a mentir, había personas que me miraban con asombro y no me sorprende. Fui durante algunos días un enigma, una contradicción andante por las callejuelas de esa ciudad. Hay quien dice que para sanar una herida lo mejor es ventilarla, pues eso hice, exponer la herida como parte de un camino de sanación, que creo que poco a poco va tomando forma.

La vida tiene una forma juguetona y cruel de obligarte a enfrentar la realidad de tu existencia. De voltear a ver esas heridas aún abiertas que llevas contigo y a veces prefieres ignorar. El mayor miedo es que esa llaga quede expuesta para siempre. Cerrar ciclos es complicado porque la mayoría de las veces es demasiado difícil, costoso, aterrador. Heridas que cuestan tanto enfrentar que a veces incluso te obligas a ignorarlas… Pero siempre están ahí, azarosas, hasta que te decidas a enfrentarlas.

Regresé en paz, pero también consciente de que todavía hay algunas heridas que simplemente me he dedicado a esconder los últimos meses. Algunas añejas y otras no tanto que justo en estos días volvieron a arder.

La vida es un largo e interminable ejercicio de conciencia, para quien se atreve a seguirlo -locos nos dicen-. Estoy de vuelta y me siento contento y optimista de mirar mis heridas expuestas. Consciente de que queda todavía mucho por resolver. Si existiera una palabra que describa lo que es mi vida en estos días sería esta: UNFINISHED. ¿Y sabes qué? Está bien.

 

Sergio F. Esquivel – @sergio_escribe

Columna: De Paso.

Publicada por Novedades Yucatán el 26 de noviembre 2021

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