Sin miedo al miedo - sergio escribe - columna - de paso
De Paso Columnas

Sin Miedo al Miedo

En algún programa escuché de una encuesta que hicieron entre adultos acerca del miedo, el resultado más común a la pregunta ¿Cuál es tu mayor miedo?, era hablar en público. En segundo lugar, morir. La conclusión -bromeaban- era que, para asistir a un funeral, la mayoría preferiría ser el muerto que el responsable del elogio fúnebre.

Vivimos con miedo. Desde que tengo memoria lo he hecho. Le tuve miedo a la oscuridad, a las sombras, al tiburón de la película, a los ladrones, a portarme mal y no recibir regalos en Navidad. Los miedos habituales del niño ochentero que con el paso de los años fueron cambiando y convirtiéndose en otro tipo de miedos. Hablar en público me daba miedo en alguna época -ahora más bien, no sé cómo callarme-, tuve miedo de amar, de no ser amado, de perderme lo importante, de compartir lo que escribía, de que mis padres descubrieran cualquiera de las mil fechorías que hice -y sigo haciendo- cuando no me ven. He vivido miedos instantáneos, temporales, otros más extensos y profundos, el miedo a decidir mal y a arrepentirme después, miedo a cagarla por enésima vez… Miedos injustos como el miedo a no cumplir con las expectativas de los demás, miedo a no saber si estoy haciendo lo correcto. Tal vez después de leer de los miedos con los que he vivido pensarás que soy un miedoso -que sí soy-, como si fuera un defecto -que no lo es-.

Sé que cuando nací, no tenía miedo de nada, no entendía nada tampoco, ni siquiera lo que el miedo es. ¿Qué es el miedo entonces? ¿Es real o solo existe en las profundidades de mi mente?

El miedo es real. Tan real como todo lo que eres capaz de sentir. Tan subjetivo como las diferentes maneras de sentirlo. El miedo existe y no es malo. Aparece en nuestra vida desde que tomamos conciencia de una idea básica: nos vamos a morir. A partir de ahí el miedo se convierte en la emoción que agudiza nuestros sentidos y nos pone alerta justamente para evitar morir. Se extiende como una emoción que nos protege de cualquier riesgo emocional, social, físico o de cualquier tipo. Vivimos con miedo y viviremos con miedo siempre, porque está ahí justamente para recordarnos de todas las cosas fantásticas que existen en nuestra vida y que no queremos perder nunca. Solo tenemos miedo de perder eso que amamos.

Hay una diferencia importante entre acostumbrarnos a vivir con miedo y aprender a vivir con él. Cuando te acostumbras al miedo lo toleras y lo reprimes, pero cuando aprendes a vivir con él, descubres que es eso tan preciado en tu vida que está en riesgo y que el miedo te está invitando a proteger. ¿Qué te está tratando de decir tu miedo? Hay un gran aprendizaje en esa respuesta. En la medida en que entendamos esto, aprenderemos a vivir en sintonía con nuestras emociones.

El miedo no nos define. Sin embargo, influye en todas nuestras decisiones, nuestras palabras, nuestros actos. De eso se construye lo que elegimos ser, lo que hacemos de nuestra vida. Y eso sí que nos define.

¿Quieres conectarte y entender mejor lo que ocurre con tu vida? Escucha a tus miedos. Las mejores decisiones para tu vida llegarán a través de este entendimiento.

Sergio F. Esquivel – @sergio_escribe

Columna: De Paso.

Publicada por Novedades Yucatán el 4 de febrero 2022

Añadir Comentario

Haga clic aquí para enviar un comentario