no seas terco - @sergio_escribe - Columna - Editorial - Sergio F. Esquivel
Columnas De Paso

¡No seas terco!

Escuché más de una vez a alguien decirme esto, en burla y también en serio. Ahora más bien soy yo el líder en poner ese reclamo sobre la mesa, cada vez que estoy a solas con mis pensamientos. Es una realidad, soy terco por naturaleza, lo admito ante ustedes hoy, lucho constantemente para dejar de serlo.

Alguna vez en la prepa se organizaron juicios a personajes históricos. A mí me tocó la “mala suerte” de ser el abogado defensor de Antonio López de Santa Anna, su alteza serenísima, el autonombrado dictador que fue Presidente de México en once ocasiones, y luego entregó la mitad del territorio a nuestros vecinos del norte. ¿Y saben qué? Lo terminaron declarando inocente, pese a los corajes de mi maestro que lo odiaba. Ese día me descubrí pensando (cual psicópata) si sería capaz de ganar cualquier argumento, independientemente de tener la razón o no.

No sé cuándo construí este carácter terco, pero la realidad es esta: me gusta argumentar. Me ocurre que cuando siento que tengo razón -independientemente de tenerla o no-, argumento, peleo, elaboro, trato de defender mi postura. ¿Es una virtud? No, por supuesto, no estoy presumiendo, más bien lo reconozco como un defecto.
Estoy convencido de que existe una delgada línea entre las ganas de argumentar algo porque crees tener la razón y el caer en lo absurdo de querer ganar un argumento a como dé lugar, cerrándole las puertas al pensamiento crítico, a la humildad de saberse posiblemente equivocado o ignorante.

En el entorno de la cultura digital en la que interactuamos a diario, encuentro muchos ejemplos de intolerancia de quienes quiere tener la razón a toda costa. Todos nos hemos convertido en opinadores profesionales. Todos tenemos un punto de vista que queremos compartir; queremos ser escuchados, vistos, leídos. Tener un punto de vista está bien, lo malo es estar cerrado únicamente a ese punto de vista.

Con tantas ofertas de información, con un país tan polarizado, elegimos cuáles son los medios de información que nos gusta seguir, en los que decidimos creer, no por su honestidad o apego a la verdad, sino porque sabemos que nos dan una versión de la información que nos gusta escuchar, creyendo que eso valida nuestra opinión. Tengo una amiga que borró de sus redes a todos los “chairos” -sea lo que sea que eso significa- porque le molestaba leer puntos de vista que se contraponen a los suyos. ¿Has visto algo similar?

El descubrimiento, el aprendizaje, el crecimiento, no llega a través del ego, ni las paredes, ni las discusiones ganadas. Llega a través de la apertura, la exposición a otras ideas, la empatía de saber tener las ventanas abiertas.

Ante tantas alternativas nos volvemos selectivos en la información que consumimos. No está mal serlo, el riesgo está en ser selectivo solamente para escuchar y tener un punto de vista que se te haga cómodo, que no te saque de la zona de confort, de una forma de pensar ya establecida y que sea la única válida.

La verdad es difícil de encontrar. No todo es un juego de ganar o perder, ni tiene que ser un pleito tampoco. Discutimos para aprender y encontrar en nuestras diferencias, una visión más completa, más plural y cercana a la realidad. ¿No te parece?

Sergio F. Esquivel

Columna: De Paso.

Publicada por Novedades Yucatán el 15 de octubre 2021

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